Sobre la Conciencia de Sentido

Una oruga puede convertirse en mariposa, pero nunca en elefante. Tenemos Límites. Somos poderosos pero no omnipotentes.

Rafael Calbet Carrillo

8/12/20143 min read

man in black crew neck shirt
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Hoy quiero hablar de uno de los factores más relevantes para la felicidad, que es la Conciencia de Sentido. Junto con el Lenguaje, y la Conciencia del Tiempo, la Conciencia de Sentido es una de las pocas características que realmente nos diferencian de los demás seres vivos; son características intrínsecamente humanas. Quizás el Sentido del Humor sea otra, pero de eso hablaré otro día.

Todas ellas son fundamentales para nuestro bienvivir; los animales sobreviven, pero nosotros necesitamos vivir, que es algo muy diferente. De hecho, en el reino animal, fuera de la especie humana, no existe la frustración por no alcanzar un objetivo; la duda de un león por no saber lo que quiere hacer con su vida, o la culpa de una grulla por no sentir que está en el camino correcto.

Y, ya de vuelta al mundo de los humanos, nuestra vida tiene un sentido, siempre relacionado con el caminar hacia uno de estos dos objetivos: la Felicidad y la Eficiencia. O ambos simultáneamente, porque en muchas ocasiones ser buenos o expertos en algo nos proporciona altas dosis de felicidad.

El problema empieza cuando ponemos parámetros a nuestra felicidad. Todos necesitamos sueños para tener algo que perseguir en la vida. Los sueños son el impulso a la acción. Todo logro humano ha sido necesariamente antes soñado por alguien. El sueño nos da impulso y dirección.

Pero una cosa es tener sueños, y otra muy diferente es vivir queriendo lograrlos todos. Cuando asociamos nuestra felicidad exclusivamente al logro de nuestros sueños, es seguro que empiezan los problemas. Por varias razones:

  1. En primer lugar, porque no siempre se cumplen nuestros sueños, al menos en la forma, manera y rapidez con la que los hemos soñado.

  2. En segundo lugar, porque aún en caso de cumplirse, a veces tardan muchos años en realizarse, y no puedo esperar a ello para ser feliz. Quiero ser feliz en el camino, en el durante, en el día de hoy.

Una forma aún más tóxica de relacionarnos con nuestros sueños, es confundir los sueños con las fantasías, que es lo que hacen los niños con frecuencia. Y lamentablemente, también muchos adultos.

Como hemos dicho, un sueño es un impulso a la acción, que nos pone en marcha hacia él. Una fantasía es cuando pensamos que es suficiente con soñarlo, y a partir de ahí, algo va a ocurrir sin que nosotros hagamos nada.

Esos discursos de supuesta autoayuda que dicen “si lo sueñas lo consigues” me producen escalofríos porque envían un mensaje terrible. No nos preparan para el fracaso, para sobrevivir a lo que no queremos que ocurra pero ocurre. Parece que todo depende de nosotros y no es así. Creer que es posible es fundamental para que el sueño tenga fuerza, sea impulso y nos mantenga perseverantes hacia él, dando lo mejor de nosotros en el empeño, pero no garantiza ningún logro porque la vida está llena de imponderables y factores sobre los que no tenemos control alguno.

Somos seres muy poderosos, pero no somos omnipotentes. Esto no es en absoluto un discurso pesimista, sino todo lo contrario. Pretende poner el énfasis en nuestras posibilidades y optimizarlas. Trabajar en nuestras posibilidades es lo que de verdad le va a dar sentido a nuestra vida, y no necesariamente los logros materiales que vamos consiguiendo por el camino.

He visto demasiadas personas que piensan que no valen porque no tienen o no alcanzaron lo que soñaron. Y muchas otras que tiene un ego desbordante porque tienen éxito en los negocios o en lo material, pero después con frecuencia descubren que sus vidas están vacías de sentido.

Nosotros somos responsables del 100% de lo que está en nuestra mano hacer, pero no de lo que está fuera de nuestro alcance. Y desde ese punto de vista, si estamos seguros de haber hecho por un sueño todo lo que está en nuestras manos, tenemos suficientes razones para estar satisfechos y por ende, felices.

Sin duda que hay una gran satisfacción asociada al logro, pero la felicidad no es conveniente que la liguemos exclusivamente al logro porque impide disfrutar el camino. Y yo no estoy seguro, como nadie lo está, de cuántos logros voy a conseguir en mi vida, pero sí estoy seguro de que la estoy caminando cada día.

Desde ahí, cada experiencia me construye, me hace crecer y me convierte en un ser cada vez más lleno de posibilidades, pero viviendo en la aceptación permanente de lo que soy, de lo que tengo, de lo que logro. Y lleno de ese sentido, no hay fuerza en el mundo que me impida ser feliz.